Historia de Soto Corvo

En el Archivo Real de Boralus se encuentran muchos libros de toda índole. Entre ellos está “Orígenes de Soto Corvo”, un escrito que dista mucho de un compendio y aúna, como bien dice el título, las historias de una pequeña aldea en Drustvar de origen aún desconocido y bautizado bajo el nombre de Soto Corvo por los colonizadores gilneanos en honor a la cantidad de árboles y cuervos que rodeaban la villa.
El conjunto de escritos han sido sellados y reafirmados por la Casa Thorn, la única familia noble de la pequeña aldea y que a día de hoy aún conserva el milenario legado de Wilhelm Thorn “El Apuesto”.

Soto Corvo fue una aldea Drust hace miles de años, mucho antes de las Guerras Trol. Poco se sabe de la vida de los Drust en el lugar, pues Kul Tiras era una isla alejada de toda raza humana conocida. Los primeros humanos que se adentraron en el pedazo de tierra provenían de Gilneas, un reino humano cercano.

Los invasores humanos se toparon con una tierra oscura y áspera, montañosa y boscosa a su vez. Era llamada Drustvar por la raza que allí habitaba. La guerra contra los Drust fue dura y acabó con muchas vidas de ambos bandos pero al final los colonizadores salieron victoriosos. Al sureste de lo que ahora se conoce como el “Bosque Carmesí” se reconstruyó una antigua aldea Drust de la que solo quedaron las cenizas después de la guerra. La llamaron Soto Corvo en honor a la cantidad de árboles y cuervos que rodeaban la zona.

Tres grandes familias repoblaron Soto Corvo; la primera y la más importante fue la familia Thorn que descendía de la nobleza gilneana y pretendían asentarse en el lugar. La segunda fue la familia Fuenteoro, un conjunto de mercaderes gilneanos que llegaron a Kul Tiras con la finalidad de cualquier mercader; comerciar con lo que encontraran en aquel exótico paraje. Para finalizar también se sumó al grupo de navegantes y colonizadores la familia Valente, un grupo que no procedía de la lluviosa Gilneas. La familia de bravos guerreros venía de las tierras altas, en Arathi, lo que otrora fue el Reino de Arathor.

Wilhelm Thorn “El Apuesto” fue el primer hombre en pisar el lugar. Construyó una casa solariega sobre una pequeña colina y bautizó el lugar como “Colina Espinada”. Fue allí donde prosperó su familia, que una vez instaurada la aldea se encargaría de su control y distribución. Él fue el fundador y reconstructor de Soto Corvo.

Así transcurrieron los años y otras tantas familias se fueron uniendo a la aldea de Soto Corvo una vez reconstruida, dándole vida y forma a los bosques circundantes.
Aún con el crecimiento exponencial de la población, Soto Corvo nunca superó una cantidad exagerada de habitantes. Siempre se trató de una aldea reducida donde todo el mundo se conocía y cada uno sabía cuál era su trabajo. Rendían tributo, como era de esperar, a la familia Crestavía, soberana de Drustvar. Los Thorn se vieron divididos en dos ramas; la gilneana y la kultirana. Esta última se reforzó en Soto Corvo y fue aquí donde encontraron un lugar donde sembrar las semillas de un futuro para su hogar. Se dice que algunos de los regentes de Soto Corvo se vieron interesados por la magia de los Drust y, con el tiempo, algunos abandonaron la civilización para sumarse a un grupo conocido como Hablaespinas.

Una de las ramas gilneanas de los Fuenteoro (Honar Fuenteoro y su linaje) se renombraron a si mismos como los Masé años después. Se dice que llegaron a conseguir un título nobiliario.
Y aunque nunca se hablara en público, muchos rumores emparentaban a los Valente con los nobles del lugar después de haber sido en más de una ocasión guardaespaldas suyos. Estos se movieron íntegramente a Kul Tiras y su antigua rama stromgardiana fue con el tiempo erradicada. A lo largo de los milenios el gobierno de los Thorn se mantuvo intacto y Soto Corvo como entidad apenas se relacionaba con gente de más allá de Drustvar.
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Hasta que en el año 16 D.P todo cambió. Se destapó una tragedia en el pueblo, pues una mujer llamada Lilit, de la familia Thorn, fue encontrada trasteando con magia oscura y brujería. La bruja fue desheredada, exiliada y perseguida por su propio marido, Darío Valente, pero se le perdió el rastro en el Bosque Carmesí.

En consecuencia de este suceso la familia Thorn perdió parte de la influencia y respeto de la gente de Soto Corvo. La aldea, otrora lugar feliz y apacible, fue tornándose con el tiempo en un pueblo fantasma, deshabitado y podrido. Se dice que la influencia de Lilit, aún en vida, hizo que la gente abandonara el lugar. Otros simplemente desaparecían en el bosque y no se volvían a encontrar.
Finalmente en el año 24 D.P la aldea se abandonó al completo cuando en una noche de verano, mientras los habitantes dormían, sucedió un catastrófico pero controlado fuego que arrasó con los edificios. Sorprendentemente no hubo ninguna muerte.

A día de hoy la mayoría de Soto Corvo ha sido absorbido por el Bosque Carmesí, y apenas quedan un par de casas en pie. Sus habitantes fueron exiliados de su propio hogar y muchos huyeron al oeste, a Médano del Halcón mientras que otros se refugiaron en el Puesto de Arom. Otros decidieron alejarse hasta Boralus y una porción, no muy grande, quiso apuntarse a un movimiento forjado por Darío Valente para purgar Drustvar y poder repoblar Soto Corvo.

La maldición de Soto Corvo es una leyenda y un cuento de terror que contar a los niños, pero la destrucción de la villa sigue siendo todo un misterio. ¿Serán los cuentos ciertos?
*Escrito y recopilado por Riddick Plumanegra, historiador y arqueólogo nativo de Drustvar, concretamente de Soto Corvo*